sábado, 5 de noviembre de 2016

Un paseo por "Melilla la Vieja"

Melilla La Vieja

El conjunto de Melilla la Vieja se compone de cuatro recintos separados por sus correspondientes fosos.
El origen de estos recintos hay que encontrarlo en la factoría de Rusadir que establecieron los fenicios en el siglo III A.C., que pasó a manos cartaginesas, y después a las de Roma, que en el siglo I D.C. la fortalecen, concediéndole el rango de colonia y puerto en tiempos del emperador Claudio.
El conjunto monumental de Melilla la Vieja, o "Pueblo", como popular y cariñosamente la llaman los melillenses, se compone de cuatro recintos separados por un foso a cortadura, los tres primeros construidos sobre el peñón calcáreo que se interna en el mar rodeado de murallas y torres levantadas entre los siglos XVI y XVIII. El último de los recintos, el cuarto, se encuentra muy deteriorado; destacan sus murallas en el Parque Lobera y a espaldas del Parador Nacional de Turismo sus fuertes del Rosario y las Victorias desde donde se disparó el cañón que determinó los actuales límites de Melilla, actualmente conocido como la Plaza de los Carros.
Fuerte de las Victorias
Tercer Recinto: A espaldas del Hotel Ánfora, en pleno centro de la ciudad está situada la Melilla del siglo XIX formada por los pequeños barrios del Fuerte de San Miguel, San Carlos, la Alcazaba (desaparecida) y el Mantelete, donde está la plaza de las Culturas, en la que existe la zona de aparcamientos. En ella se puede contemplar una panorámica sobre el foso de los Cameras y el frente abaluartado del tercer recinto amurallado de Melilla la Vieja que data del siglo XVIII.
Al pasar a través del túnel de San Fernando, situado en la muralla de la Falsa Braga, desembocamos en el Foso del Hornabeque, creado en el siglo XVII por el Capitán de Ingenieros Juan Martín Zermeño para separar el segundo y el tercer recinto defensivo.
Foso de Hornabeque
El camino discurre bajo los arcos del puente del mismo nombre que el foso. Ya en el puente y a su espalda se observa los elementos que componen el tercer recinto: Torre de la Alafia o Cinco Palabras, Cuartel de San Fernando, Baluarte de San Fernando, y Falsa Braga, en la cimentación rocosa de las murallas del segundo recinto unos huecos en forma de taza invertida utilizados como graneros que denotan la Melilla Prehispánica.
Antes de pasar el puente levadizo y de izquierda a derecha veremos: el Baluarte de San Pedro, la Cortina de Hornabeque y el Baluarte de San José, en la cortina está el túnel del mismo nombre y sobre él una lápida nos recuerda el "Suceso del Morabito" hecho que ocurrió en la Alafia antes de construir el Hornabeque y que narró Juan Ruiz de Alarcón en "La Manganilla de Melilla".
Plaza de Armas
Segundo Recinto: Tras pasar el túnel de Hornabeque, se llega a la Plaza de Armas y se descubre una espléndida vista de la Muralla Real de la Ciudadela, perteneciente al siglo XVI. La Plaza de Armas, hoy ajardinada, era hasta 1906 el Presidio de Melilla, lugar donde cumplían condena los desterrados, penados y confinados políticos.
En épocas de grave peligro armado para la Plaza estos condenados contribuyeron muy eficazmente, incluso en las armas, en la defensa de la ciudad. A la derecha de la plaza, cerca de los antiguos emplazamientos de los cañones de la batería en dientes de sierra, está situado el monumento a Carlos Ramírez de Arellano, gobernador de la ciudad, muerto en 1646 en una emboscada.
Al fondo de la plaza, a la izquierda, unas escaleras conducen a una terraza que en su interior estaban los calabozos del Presidio y desde la cual se puede contemplar la Ensenada de los Galápagos. Así como el Foso de Santiago, de origen púnico y terminado en época hispana, que separa el segundo y primer recinto. En el extremo opuesto del foso hay un muro sobre arco ovalado que contiene en su interior una galería de comunicación con los fuertes exteriores.
Puerta de Santiago
Para superar el foso está el puente levadizo que da acceso a la Puerta de Santiago por la que se accede al primer recinto histórico.
Primer Recinto: La Puerta de Santiago flanqueada por los torreones Desmochado y Beatas con capacidad artillería y casamata en su interior, es el monumento más genuino y representativo de Melilla la Vieja. Construido por el Capitán de Artillería Miguel de Perea en 1551 tiene sobre su arco el escudo de armas del Emperador Carlos I.
Tras la monumental puerta aparece en su interior la entrada a los torreones, el cuerpo de guardia la escalera de su terraza y la salida al antiguo foso, hoy Plaza de la Avanzadilla, del  antiguo cuerpo de guardia que controlaba el acceso a la Ciudadela. A continuación, se pasa por la minúscula Capilla de Santiago, con bóveda gótica, única muestra del gótico religioso en África.
Al final del túnel de Santa Ana se desemboca sobre la Plaza de la Maestranza, a la izquierda la obra maestra de los canteros renacentistas en Melilla: los aljibes. Aún se pueden ver en las piedras los signos o marcas de los maestros canteros.
Plaza de la Maestranza
Al fondo de la plaza se suben algunos peldaños de la escalera situada a la izquierda y ya en la parte alta, llamada Plaza de los Aljibes, aparece en primer término, la antigua Casa del Alcalde- Gobernador, y junto a ellas, la Torre del Reloj o de la Vela en la que el sonido de su campana señalaba la alerta de la Ciudadela.
Hoy este edificio alberga el Museo Municipal; desde éste se accede a la Batería Real y las torres de las Ampolletas, al asomarse a la muralla de la Ampolleta Nueva, se contemplan el puerto pesquero, los recintos históricos, toda la ciudad y el Gurugú al fondo. A la derecha de la plaza, se sube por la pendiente de la calle de San Miguel hasta llegar, tras el arco, a la plazuela de la iglesia.
Iglesia de la Purísima
La iglesia de la Purísima Concepción fue construida en el siglo XVII sobre los cimientos de la de San Miguel. Es la más antigua de la ciudad; aunque de fachada simple, en su interior, de tres naves, destacan los altares y retablos barrocos. Sobre el retablo del Altar Mayor, en el camarín: Nuestra Señora la Virgen de la Victoria (siglo XVI), Patrona coronada de la ciudad. Resaltar, a la izquierda, según se entra, la pila bautismal, del siglo XVI, y el Cristo de la Vera Cruz (de fines del siglo XV).
Cuando se sale de la iglesia, a la derecha, se atraviesa un callejón hasta llegar a la Batería de la Muralla Real.
Si se continúa con el ascenso de la cuesta, al asomarse por las murallas, se contempla abajo la Ensenada de los Galápagos y, al frente, el tercer y cuarto recinto, donde destaca el fuerte de Victoria Grande dominando la colina.

Baluarte de la Concepción
Al final de la cuesta se encuentra el Baluarte de la Concepción, la obra más antigua del conjunto amurallado, de fines del siglo XV. Hasta hace unos años albergaba el Museo Municipal y hoy en día se ubica allí la Escuela Taller.

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